En dermatología se emplean multitud de principios activos (colágeno, retinol, ácido hialurónico) que, a fuerza de repetirse y alabarse en los medios, terminan siendo de dominio público incluso para el consumidor menos informado. Con los péptidos, sin embargo, no sucede lo mismo. Este grupo de aminoácidos tiene un menor recorrido en el sector, aunque sus beneficios lo conviertan en un valioso aliado del especialista tratamientos cara Vigo.
Hablar de hexapéptidos, tripéptidos, hexapéptidos, etcétera, es hacerlo de una familia de moléculas conocida como péptidos. Estos se forman como resultado de la unión de dos o más aminoácidos y participan en el desarrollo de proteínas (que representan alrededor del veinte por ciento del organismo), sobre todo de la piel.
En rigor, los péptidos forman un grupo heterogéneo de moléculas con un número determinado de aminoácidos. Cuando están unidas a un mínimo de diez y un máximo de quince aminoácidos reciben el nombre de polipéptidos. Son hexapéptidos y pentapéptidos cuando esta cifra se reduce a seis y cinco, respectivamente. Si las moléculas van unidas a solo dos o tres aminoácidos, se conocen dipéptidos y tripéptidos.
Los péptidos han ganado enteros en dermatología facial gracias a sus cualidades antibióticas, reparadoras y regeneradoras del cutis. En concreto, su uso en mascarillas, cremas exfoliantes y otros tratamientos fortalece la barrera de la piel, un «escudo» natural contra la polución, las toxinas, los rayos UV y otras amenazas.
La piel seca es un síntoma claro de la pérdida de líquidos y aceites esenciales en el rostro. Con ayuda de los péptidos, se logra prevenir la deshidratación del cutis gracias a la capacidad de estas moléculas para aumentar la retención de humedad.
Además, los cosméticos basados en péptidos combaten las arrugas y las líneas de expresión. Este compuesto incrementa el nivel de colágeno y ejerce una influencia rejuvenecedora de la piel, cuya elasticidad optimiza mediante el aumento de elastina, otra proteína clave en la salud cutánea.
