La utilidad de los ‘movers’ y sensores de aparcamiento en caravanas

Por el déficit de espacio en parkings y áreas de pernocta, el usuario de caravanas grandes segunda mano se enfrenta a serias dificultades a la hora de estacionar. Maniobrar estos ‘mastodontes’ sobre ruedas, que superan a veces los siete metros de longitud, representa un desafío en aparcamientos reducidos, y por ello los conductores con experiencia utilizan dispositivos de asistencia que facilitan esta operación.

En concreto, los movers o movedores son un sistema mecánico que se instala en el chasis de la caravana. Se compone de una batería, un motor y dos rodillos motrices de fricción que interaccionan con los neumáticos de un eje y le permite rotar en espacios realmente limitados.

Este dispositivo de asistencia proporciona precisión y comodidad al conductor, que, por medio de un control remoto, manipula los rodillos del movedor sin ayuda de terceros. Gracias a su efectividad, este asistente previene choques y conflictos con el resto de vehículos estacionados, al efectuar rotaciones de trescientos sesenta grados.

La seguridad del conductor y del resto de ocupantes también está garantizada. Sin movedores, se requiere un desgaste físico considerable para orientar y posicionar remolques de hasta tres toneladas, con el peligro que ello comporta para el usuario, máxime si viaja en solitario o padece un cierto grado de discapacidad.

Además, el público caravanista dispone de otra herramienta para estacionar de forma rápida y segura: los sensores de proximidad. Esta tecnología, que Toyota aplicara por primera vez en su modelo Corona, emite señales acústicas para indicar la distancia a la que se encuentra un obstáculo físico (muros, árboles, vehículos, etcétera).

Generalmente, estos sensores se instalan en la parte trasera y en las puertas del remolque, siendo un buen complemento del espejo retrovisor y de las cámaras de marcha atrás. Con estos aliados, se logra acelerar el proceso de estacionamiento y se evitan incidentes y situaciones incómodas.