La psoriasis es una afección cutánea que se caracteriza por el enrojecimiento de la piel y la acumulación de escamas e irritaciones. Del dos al tres por ciento de la población padece esta enfermedad crónica, cuyo tratamiento en una Clinica dermatologica en Vigo se realiza con ayuda de retinoides, corticoides y otras hormonas.
El síntoma más evidente de la psoriasis es la formación de parches o placas de piel seca que, en realidad, se catalogan como eritroescamosos. También se presentan en gotas, en áreas interiores de axilas y pechos, en uñas y en forma de pústulas.
Dependiendo del tamaño y tipo de parche, esta enfermedad cutánea no contagiosa se clasifica en cuatro variantes: la gutata, la vulgar, la pustulosa y la eritrodérmica. Algunas, como la psoriasis gutata, afectan a grupos demográficos muy concretos, como niños y adolescentes, mientras que otras afectan a sectores más amplios de la población.
Respecto a las causas de la psoriasis, el abanico de posibilidades es extenso. Por un lado, las quemaduras solares o los daños ocasionados por tatuajes pueden derivar en brotes de piel seca, al igual que ciertas infecciones cutáneas como las infecciones como la faringitis o la rinofaringitis.
La psoriasis también se asocia con respuestas inflamatorias del organismo. La ingesta de ciertos fármacos, por otra parte, está detrás de la aparición de estos parches. Hablamos de los medicamentos contra el paludismo, los bloqueadores beta o determinados fármacos antiinflamatorios como el ibuprofeno.
Además, la epidermis puede sobrereaccionar y desarrollar psoriasis por acumulación de estrés y ansiedad. Si el afectado pasa por un momento difícil en su vida personal o profesional, las emociones extremas pueden inducir una respuesta química que favorezca la formación de sarpullidos y otros signos de psoriasis.
Por último, los especialistas en dermatología han especulado con la predisposición genética y su impacto en la psoriasis, pese a no ser una enfermedad hereditaria.